La caverna mediática ataca a Euskadi-Cuba y Cubainformación en su cruzada contra Pablo Iglesias y Podemos
Euskadi-Cubari buruzko berriak

 

Los medios de la ultraderecha española, en su particular campaña contra la formación Podemos, arremeten ahora también contra la asociación Euskadi-Cuba y contra el medio Cubainformación. Les ofrecemos cuatro publicaciones recientes aparecidas de manera casi simultánea en la caverna neofascista, en relación a la entrevista que realizamos el pasado año, en nuestro set de televisión, al europarlamentario Pablo Turrión Iglesias.

Ver video y fotografías: Entrevista a Pablo Iglesias Turrión: `La Revolución cubana debe reinventarse para seguir siendo una referencia de emancipación´

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1. Periodista Digital

Entrevistado en un canal procastrista financiado por la diputación de Guipúzcoa donde gobierna Bildu

Lo que Pablo Iglesias no se atreve a decir en Cuatro y laSexta: "Hay que hacer desaparecer a los mercaderes de la comunicación"

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"Los medios privados son un ataque a la libertad de expresión"

"O hacemos televisión como la hace el enemigo o no tenemos nada que hacer" Pablo Iglesias tiene dos caras según la cámara que le esté enfocando: la amable y moderada es la que suele mostrar en laSexta y Cuatro, las dos televisiones que le protegen y le hacen de altavoz. La cara radical y sectaria la suele mostrar en programas marginales y de poca audiencia, como en este caso en una entrevista con Cubainformación TV en junio de 2013, el canal online de la publicación procastrista Cubainformación, de la Asociación Euskadi-Cuba y que cuenta con el apoyo del Gobierno vasco (PNV) y la Diputación Foral de Guipúzcoa (en manos de Bildu), según se informa en su sitio web:

‹ Cubainformación es una herramienta del Movimiento de Solidaridad con Cuba para informar acerca de la realidad de este país, incidiendo especialmente en los aspectos que de una manera sistemática silencian, censuran o manipulan los grandes medios de comunicación internacionales. ›

La cuestión de los medios de comunicación aparece en diversas ocasiones, pero hay una parte en la que Pablo Iglesias se muestra especialmente claro.

‹ Si la comunicación es un derecho, no es susceptible de ser mercantilizado, de ser privatizado. El mayor ataque contra la libertad de expresión es que existan medios de comunicación de propiedad privada, que respondan a los intereses privados, corporativos de multimillonarios, que es lo que está ocurriendo en estos momentos. ›

Precisamente lo dice quien ha sido aupado mediáticamente por los dueños millonarios de Atresmedia y Mediaset.

A continuación explica cuál debe ser, según el, "la política de un Gobierno democrático". Lo hace utilizando la expresión de "democratizar la información". Ese mismo lenguaje es el utilizado por el Gobierno de Rafael Correa en Ecuador, bajo cuyo mandato, según denuncian diferentes organizaciones internacionales, se ha deteriorado profundamente la libertad de expresión. Iglesias desarrolla la idea:

‹ Claro que el Estado, en tanto que aceptamos esa ficción de que el Estado representa a los ciudadanos, tiene que tomar el control y regular el marco jurídico que regule el derecho a la información, que es un derecho público. Pero eso tiene que ser también con formas de democratización desde la base que implique de los medios comunitarios puedan operar. Es decir, hacer compatibles estructuras públicas institucionales junto con estructuras publicas no institucionales que impliquen que organizaciones de la sociedad civil puedan gestionar directamente medios de comunicación como medios de expresión de la democratización de los mismos. ›

‹ Asociaciones de vecinos, de barrios, de sindicatos, organizaciones estudiantiles conviviendo con las organizaciones estatales en tanto que representativas de la voluntad popular. ¿Eso qué es lo que implica? Hacer desaparecer a los mercaderes de los medios de comunicación. La libertad de expresión será libertad de expresión cuando los medios de comunicación respondan realmente a los intereses públicos. ¿Quiénes representan a los intereses públicos? Las organizaciones sociales, la sociedad civil, no siempre tenemos que estar de acuerdo con todas y eso garantiza la pluralidad, y las distintas instituciones estatales y subestatales. ›

‹ En ningún caso grandes banqueros, grandes oligopolios indrustriales, multimillonarios. Eso es lo que va contra la libertad de expresión. ›

Con anterioridad, preguntado por su participación en tertulias de grandes televisiones privadas, en esa misma entrevista se había justificado de esta manera:

‹ O asumimos, con nuestro propio estilo, jugar en lo que a la televisión se refiere, hacer televisión como la hace el enemigo o no tenemos nada que hacer.

Declaraciones en el canal procastrista "Cubainformación", subvencionado por el Gobierno vasco (PNV)

2. La Tribuna del País Vasco

Pablo Iglesias: “Hay que hacer televisión como la hace el enemigo”

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Pablo Iglesias, en "CubaInformación" Pablo Iglesias, líder de “Podemos”, enseñó hace unos meses su rostro más radical, sectario y “guerracivilista” en una entrevista con Cubainformación TV, el canal online de la publicación procastrista “Cubainformación” de la Asociación Euskadi-Cuba, que cuenta, como ya denunció “La Tribuna del País Vasco”, con el apoyo económico del Gobierno vasco (PNV). “Cubainformación” tiene su sede en la calle Prim Nº 43 de Bilbao.

Las declaraciones de Iglesias, convertido en la "Belén Esteban" del panorama político gracias a la demagogia populista dos de las principales cadenas televisivas que hay en España, no tienen desperdicio por lo que hace referencia a su cinismo desbordante en lo que respecta al análisis de los medios de comunicación: “Si la comunicación es un derecho, no es susceptible de ser mercantilizado, de ser privatizado. El mayor ataque contra la libertad de expresión es que existan medios de comunicación de propiedad privada, que respondan a los intereses privados, corporativos de multimillonarios, que es lo que está ocurriendo en estos momentos”.

A continuación explica cuál debe ser, en su opinión, "la política de un Gobierno democrático":

“Claro que el Estado, en tanto que aceptamos esa ficción de que el Estado representa a los ciudadanos, tiene que tomar el control y regular el marco jurídico que regule el derecho a la información, que es un derecho público. Pero eso tiene que ser también con formas de democratización desde la base que implique que los medios comunitarios puedan operar. Es decir, hacer compatibles estructuras públicas institucionales junto con estructuras públicas no institucionales que impliquen que organizaciones de la sociedad civil puedan gestionar directamente medios de comunicación como medios de expresión de la democratización de los mismos”.

“Asociaciones de vecinos, de barrios, de sindicatos, organizaciones estudiantiles conviviendo con las organizaciones estatales en tanto que representativas de la voluntad popular. ¿Eso qué es lo que implica? Hacer desaparecer a los mercaderes de los medios de comunicación. La libertad de expresión será libertad de expresión cuando los medios de comunicación respondan realmente a los intereses públicos. ¿Quiénes representan a los intereses públicos? Las organizaciones sociales, la sociedad civil, no siempre tenemos que estar de acuerdo con todas y eso garantiza la pluralidad, y las distintas instituciones estatales y subestatales”.

Y añade con el mismo lenguaje incendiario que, por ejemplo, tanto ha utilizado ETA-Batasuna durante las últimas décadas: “O asumimos, con nuestro propio estilo, jugar en lo que a la televisión se refiere, hacer televisión como la hace el enemigo, o no tenemos nada que hacer”.

3. Minuto Digital

Javier Muñoz

Extrema izquierda

Pablo Iglesias: “Hacemos televisión como la hace el enemigo, o no tenemos nada que hacer”

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Si algo tienen claro en Podemos es que quien no piensa como ellos es ‘el enemigo´ y que deben utilizar los medios de comunicación para crecer.

En esta entrevista en CubaInformacion.tv, Pablo Iglesias define la estrategia de comunicación que ha logrado que la formación Podemos tenga resultados electorales espectaculares. La estrategia de comunicación fue apoyada, desde un principio por el Grupo Intereconomía (teóricamente la derecha conservadora). Algún día nos explicarán los Ariza las razones para apoyar a la extrema izquierda desde sus medios de comunicación dando cancha y tiempo a Pablo Iglesias.

4. Explorando.info

En una entrevista a un medio castrista en la que evitó la palabra 'dictadura'

La ‘democracia’ de Podemos: en 2013 Pablo Iglesias dijo tener a Cuba como ‘referencia’

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Anteayer abordé aquí el disparatado programa económico de Podemos. Con todo, no quería limitarme a eso, pues si ya es descabellado el recorte de libertades económicas que propone ese partido, sus planteamientos en lo relativo a la democracia en sí son aún más preocupantes. Muestra de ello es lo que dijo el hoy líder y eurodiputado de ese partido, Pablo Iglesias, en una entrevista al medio castrista Cuba Información el 12 de junio de 2013.

¿Qué pasaría si aplicásemos a una economía familiar el programa económico de Podemos?

¿Se puede ser demócrata y diputado de un partido que apoya a una dictadura?

Evitando toda palabra molesta para la dictadura de los hermanos Castro

El ahora líder de Podemos se refirió en todo momento a la dictadura con el término “Revolución cubana”, con el que el propio régimen disfraza su naturaleza antidemocrática. Imaginaos lo que pasaría si un dirigente político de cualquier partido concediese una entrevista sobre el franquismo, un régimen autoritario ya desaparecido, sin usar ni una sola vez la palabra “dictadura” ni referirse a la violación de derechos humanos. Pues eso es exactamente lo que hizo Pablo Iglesias en esa entrevista, que versa sobre un régimen tiránico que aún existe y que lleva más de medio siglo usurpando a los cubanos sus libertades más elementales, empezando por la libertad de expresión, la libertad de manifestación y la libertad de prensa.

Iglesias dijo que Cuba ha sido su referencia y quiere que siga siéndolo

Lo más parecido a una crítica a ese régimen que hizo Pablo Iglesias en dicha entrevista fue lo siguiente: “la Revolución tiene que reinventarse, porque las condiciones actuales ya no son las mismas de finales de los años 50. Cuba se enfrenta a muchísimos desafíos, en lo económico, en lo político, en sus relaciones internacionales. Para que siga siendo una referencia de emancipación, una referencia para toda América Latina y para la izquierda mundial, seguramente hay cosas que deberán cambiar.” Pablo Iglesias no explicaba qué cambio propone para Cuba, pero nada más decirlo matizaba sus palabras y manifestaba su apoyo al régimen comunista: “Esto no lo planteo como una crítica eurocéntrica –porque es fácil decirle a los cubanos, desde Europa: “Uds. deben cambiar para gustarnos más a nosotros”–, sino desde el apoyo y la preocupación que la izquierda tiene por que los países como Cuba, que han sido una referencia para todos nosotros, sigan siéndolo en el futuro.”

No dijo ni una palabra sobre la falta de libertades en Cuba

Aunque quizás lo peor de la entrevista es lo que Pablo Iglesias no dijo: no emitió ni una sola crítica a los abusos de esa dictadura, a su propia condición antidemocrática, ni al hecho de que en Cuba aún existan presos políticos, que sea un régimen de partido único y que la oposición democrática se vea perseguida y acosada por sistema. De hecho, resulta significativo que ante un régimen que se ha convertido en una monarquía comunista a estilo de Corea del Norte -con la única salvedad de que allí la jefatura del Estado salta de padres a hijos, y en Cuba se ha pasado de un hermano a otro- Pablo Iglesias no diga nada. Sin embargo, unos meses después acusaba de “infamia” a la monarquía española, respaldada por los españoles de forma masiva en el referéndum constitucional de 1978. ¿Lo que le molesta a Pablo Iglesias de nuestra monarquía es que el monarca no es como Fidel Castro?

El programa de Podemos evita toda crítica a las dictaduras comunistas

Teniendo en cuenta lo que dijo Pablo Iglesias en esa entrevista, uno se pone a repasar el programa electoral de Podemos y surgen muchos interrogantes:

  • En la página 9 reclama: “Democratización de todas las instituciones, incluida la jefatura de los Estados”. ¿Va a pedir Podemos que la jefaturas de los Estados cubano, chino o norcoreano se democraticen, o a ésos prefiere no molestarles?
  • En la página 10 propone: “Defensa decidida de la libertad de expresión, reunión, asociación, manifestación y participación política”. ¿Pablo Iglesias y su partido van a reclamar esas libertades en Cuba, donde no se respeta ninguna de ellas? ¿Puede explicar Pablo Iglesias con qué credibilidad reclama eso para Europa después de afirmar que la dictadura cubana es uno de sus países de referencia?
  • En la página 11 afirma: “Garantía de la libertad de conciencia, e impulso de medidas orientadas a garantizar la no-discriminación por razones de credo o religión”. ¿Y qué piensa Podemos de la persecución sistemática a cristianos por razón de su fe en dictaduras de ultraizquierda como China, Vietnam y Corea del Norte? Hasta ahora no ha dicho nada al respecto. Su programa, que habla del incumplimiento de derechos humanos en Israel, no menciona a ninguno de los países que discriminan y violan los derechos humanos de los cristianos. ¿Acaso considera que cuando los cristianos son víctimas de esos abusos, el problema no es digno de mención ni merece ninguna medida de presión contra los países que actúan así?
  • En la página 26 habla de “favorecer el desarrollo de los países del Tercer Mundo y emergentes, primando las relaciones comerciales con países democráticos y que garanticen los derechos humanos y penalizando el comercio con los que se alejen de estos principios”. ¿Significa esto que Podemos va a pedir que se penalice el comercio con Cuba, ese país de referencia para Pablo Iglesias?
  • En la misma página, el programa reclama: “Promover el aislamiento activo (imposibilidad de participar en proyectos comunes subvencionados) a las entidades e instituciones de países con gobiernos o parlamentos que no defendan los Derechos Humanos.” ¿Va a pedir Podemos es “aislamiento activo” a entidades e instituciones de la dictadura cubana en España?
  • También en la página 26 el programa de Podemos dice: “Aplicación de las directivas europeas relativas al racismo, xenofobia y apologías del fascismo, con las consiguientes medidas punitivas contra su apología y de reparación hacia las víctimas.” ¿Por qué Podemos elude mencionar a las víctimas del comunismo, ideología que ya ha dejado 100 millones de muertos? ¿Acaso todos esos seres humanos no son merecedores de una reparación, ni siquiera de una mención en dicho programa? ¿Podemos considera digno de castigo que se ensalce a una dictadura fascista, pero no que se ensalce a una dictadura comunista?
  • En la página 28 habla de países que no respeten los derechos humanos pero se limita a citar a Israel. De hecho, hay dos menciones a Israel en el programa, y otras dos a Estados Unidos, todas ellas negativas, pero ni una sola a Cuba, China y Venezuela. ¿Para Podemos los gobiernos de Cuba, China y Venezuela sí que respetan los derechos humanos y no merecen ser objeto de ninguna crítica?

En resumidas cuentas: ¿con qué cara Podemos pretende ir de defensor de los derechos humanos y la democracia, si calla ante las dictaduras comunistas y su líder tiene a una de esas tiranías por país de referencia? A lo largo de la historia ya hemos visto a demasiados charlatanes que se han aprovechado de las crisis de las democracias para proponer cambios radicales, apelando a la demagogia y al populismo, y finalmente algunos de esos charlatanes -Lenin, Mussolini, Hitler…- han acabado instaurando regímenes mucho peores que los que ellos criticaban. Desde luego en España podremos tener una democracia defectuosa, pero prefiero esto a lo que tienen en Cuba y Venezuela, que son los modelos de Podemos y de su líder.


A continuación, la transcripción resumida de la entrevista que realizamos, en Cubainformación TV, al actual europarlamentario Pablo Iglesias Turrión

 

Entrevista a Pablo Iglesias Turrión: `La Revolución cubana debe reinventarse para seguir siendo una referencia de emancipación´

- Hace un tiempo, presentabas así un debate sobre el presente de la Revolución cubana: “Hoy tendremos el debate sobre Cuba que ustedes no verán en otras televisiones”. ¿Por qué es tan difícil ver un debate sobre Cuba de estas características en los grandes canales?

- En “Fort Apache” habíamos hablado de Venezuela, de Ecuador, de Bolivia, y sin embargo no habíamos hablado de Cuba. No queríamos repetir formatos que habíamos visto en Televisión española, por ejemplo, a Willy Toledo y Willy Meyer frente a un montón de gente de derecha, teniendo que defender Cuba ante ataques impresentables. Pensábamos que eso empobrecía.

Cuba no forma parte de la última ola de procesos políticos transformadores en América Latina, es un proceso que ha transitado por el contexto de la Guerra fría, y queríamos un debate desde la izquierda, que pudiera ser crítico y al mismo tiempo valioso para entender lo que significa aún la Revolución cubana. Queríamos diseñar un programa con gente que conoce Cuba, gente favorable a la Revolución cubana, y también incluir al centro–izquierda español, el PSOE, que siempre han tenido una relación muy ambigua con Cuba. Y, al mismo tiempo, que desde la izquierda se pudieran analizar las complejidades del contexto cubano, marcado por el bloqueo y una situación de guerra.

Debemos tener en cuenta que la Revolución cubana marcó muchas cosas en el contexto de la Guerra fría. Marcó por ejemplo el inicio o la recuperación de la lucha armada como estrategia política de acceso al poder, que después terminó fracasando en el continente.

La caída del Muro de Berlín fue dramática para Cuba, desembocando en el conocido Período especial. Sin embargo, paralelamente, en el resto de la región las bases materiales del neoliberalismo se venían abajo y, por la vía electoral, a partir de Hugo Chávez llegan al gobierno fuerzas de izquierdas, en un contexto completamente diferente al del triunfo revolucionario en Cuba. Por eso nos parecía que Cuba requería un planteamiento del debate completamente distinto a como lo habíamos hecho sobre otros países latinoamericanos. Y, por supuesto, que se alejara de la forma en la que se suelen plantear en los medios de comunicación convencionales.

- Has dicho que, desde la izquierda, se debe interactuar en el medio televisivo, tú de hecho lo haces a diario. Y que no queda más remedio que aceptar ciertas reglas marcadas por el sistema mediático. ¿Cuáles serían estas reglas que hay que aceptar y de qué manera?

- Ellos han inventado el estilo y los formatos. Es como cuando una organización política socialista se plantea participar en un sistema electoral neoliberal: aceptas que el poder no está repartido de manera justa, que hay unos que controlan los medios de comunicación, que los grandes poderes económicos controlan buena parte de la institucionalidad, que hay un montón de contradicciones y desigualdades que afectan a los procedimientos de intervención política. Pero asumes esas reglas para lograr objetivos políticos, para después cambiar cosas desde dentro.

En el caso de los medios de comunicación, por desgracia no marcamos las reglas del juego. La gente forma sus opiniones, fundamentalmente, a través de lo que ve y escucha en la televisión, más incluso que a través de lo que lee en la prensa o escucha en la radio. Y en la televisión nos han marcado cómo se dicen las cosas, cuáles deben ser los ritmos. Esto es básico de cara a la gente más joven, que está mucho más influida por la cultura audiovisual que las generaciones precedentes. En conclusión: o asumimos, con nuestro propio estilo y nuestros propios contenidos, jugar a hacer televisión con ciertos códigos, o no tenemos nada que hacer en la batalla política, en la batalla de las ideas.

- En tus charlas, hablas sobre determinadas medidas económicas de algunos gobiernos de izquierda de América Latina que incluso pudieran ser adoptadas en países del Sur de Europa. ¿Cuáles serían?

- Creo que en Europa del Sur se está viviendo una latinoamericanización. Las consecuencias de las políticas neoliberales están implicando niveles de empobrecimiento general y de emergencia social que permite, en el caso del Estado español o Grecia, hablar de una crisis de régimen, en la que los elementos sustentantes de ese régimen político están en crisis. El sistema de partidos turnantes, la institución monárquica, un modelo de desarrollo económico fundamentado en pelotazos urbanísticos y burbujas inmobiliarias, la corrupción como paradigma de gobierno, está socavando las bases materiales del régimen político. Y hay que pensar qué podemos hacer en un marco de correlación de fuerzas muy concreto.

La experiencia más interesante en los últimos 15 años es la de los gobiernos de izquierdas o gobiernos patriotas latinoamericanos que, sin cuestionar ciertas reglas de la economía de mercado, aunque planteando un horizonte socialista, han demostrado que puede haber una gestión postneoliberal de la crisis. ¿Medidas clave? La auditoría de la deuda, como hicieron en Ecuador, que sirvió para reducirla a un tercio y aumentar la capacidad de inversión pública para redistribuir y mejorar los niveles de vida de la población; la recuperación de los sectores estratégicos, el Estado no puede desempoderarse privatizando empresas públicas rentables en el transporte, las telecomunicaciones o la energía; o la reindustrialización del país.

Eso implica una recuperación de la industria y, al mismo tiempo, apostar por los sectores estratégicos de innovación. Además, un proceso constituyente que establezca unas nuevas bases jurídicas de convivencia, en el que elementos como la propiedad privada tengan que estar definitivamente subordinados al interés social. Todo este programa de reformas se verifica como posible y viable si vemos lo que ha pasado en América Latina, con resultados espectaculares. Venezuela se ha convertido en el país que más ha reducido la desigualdad. Ecuador ha logrado reducir claramente la tasa de desempleo, está recuperando a sus cerebros en el exterior y, además, ha acabado con la presencia militar norteamericana en su territorio. Ecuador es un país que ha confirmado que hacer caso a las instituciones de gestión global, el FMI o el BM, lleva al desastre de los pueblos.

Abrir el proceso a una apertura constituyente puede ser una alternativa para los pueblos del Sur de Europa, en un momento en el que Europa ha dejado de identificarse con la prosperidad y un futuro de grandes expectativas, y se ha convertido en un clob de hombres de negro que obligan a los gobiernos a ceder su soberanía para aplicar medidas de ajuste que, a su vez, conllevan enormes niveles de sufrimiento social. En el Estado español, una de cada cinco personas es pobre incluso trabajando. Eso requiere de una izquierda que sea capaz de plantearse como alternativa de gobierno con propuestas concretas y específicas, y ahí el punto de referencia puede ser América Latina.

- Volvemos a las tertulias que diriges. En algunas incluso invitas a políticos de la derecha, es decir, quienes generalmente ocupan esas tertulias en los grandes medios de comunicación. Hay quien te critica porque afirma que esto significa dejarles parte del poco espacio que queda en los medios alternativos.

- Si les invitamos es porque creemos que nuestras ideas, proyecto y discurso son ganadores. Algunos debates tienen sentido plantearlos en clave interna, de reflexión, entre gente que opinamos parecido. Pero los debates sociales fundamentales adquieren sentido y se expresan desde la confrontación. No solamente es que, dado que estamos convencidos de que tenemos razón, no tenemos ningún miedo al debate. Nosotros no planteamos un modelo como el de Intereconomía o 13 TV donde, cuando me invitan a mí, es una especie de cacería inglesa y todos los perros van a por el zorro. Nos gusta un esquema en el que se deja hablar a todo el mundo, porque estamos convencidos de tener razón. Tenemos argumentos para demostrar que son más razonables las cosas que nosotros decimos. Y nos parece absolutamente esencial construir discurso confrontando el discurso hegemónico, el valor de nuestros argumentos en buena parte de los casos, se rebela, cuando confrontamos con los principales emisores de los discursos dominantes. Por eso, si les invitamos es porque no sólo queremos demostrar que no tenemos miedo a discutir con nadie, sino porque creemos que este debate refuerza nuestro mensaje.

- ¿Qué sería más importante para para democratizar la información, potenciar desde las políticas públicas los medios públicos, o los medios comunitarios?

- Creo que es clave que la gente entienda que la comunicación es un derecho, y que si la comunicación es un derecho, no es susceptible de ser mercantilizado, de ser privatizado. El mayor ataque contra la libertad de expresión es que haya medios de comunicación que sean propiedad privada y respondan a los intereses privados, corporativos, propiedad de multimillonarios. A partir de ahí, la política de un gobierno democrático o las propuestas de los movimientos sociales para democratizar la información tienen que caminar en varias direcciones. Claro que el Estado, en tanto que representante de la ciudadanía, tiene que tomar el control y regular el marco jurídico del derecho a la información, que es un derecho público. Pero eso tiene que ser compatible con formas de democratización desde la base. que impliquen que los medios comunitarios puedan operar, es decir, deben ser compatibles estructuras públicas institucionales y organizaciones de la sociedad civil que puedan gestionar directamente medios de comunicación, como expresión de la voz de las asociaciones de barrio, sindicatos, organizaciones estudiantiles, etc. Pero eso implica hacer desaparecer a los mercaderes de los medios de la comunicación. La libertad de expresión será libertad de expresión cuando los medios de comunicación realmente respondan a intereses públicos.

- Volviendo al programa sobre el futuro de la Revolución cubana, tu lo presentabas así: “la Revolución cubana hoy necesita reinventarse”. ¿Qué querías decir?

- La Revolución cubana es consecuencia de un contexto geopolítico muy específico, que se enmarca en lo que Eric Hobsbawm llamaba “el breve siglo XX”, que se abre con la Revolución rusa y se cierra con la caída del Muro de Berlín. Esas son las condiciones, las posibilidades históricas de la Revolución cubana a su triunfo. La Revolución cubana no puede elegir, es un movimiento patriota que toma la opción de vincularse al bloque soviético, y eso condiciona la historia de Cuba. Condiciona su situación militar excepcional, la de un país que sufre la presión continua de EEUU mediante el bloqueo económico, y al mismo tiempo depende en buena medida de su vinculación con la Unión Soviética y con el bloque socialista.

Todo esto, de alguna forma, salta por los aires con la caída del Muro de Berlín, aunque el bloqueo y la presión de EEUU siguen existiendo. Pero sitúa a la Revolución en una encrucijada histórica, que posiblemente la hace menos “erótica” para el conjunto de la izquierda mundial en los años 90 y en la primera década del 2000 que lo que fue en los años 60, 70 y 80. Lo que implica que la Revolución tiene que reinventarse, porque las condiciones actuales ya no son las mismas de finales de los años 50. Cuba se enfrenta a muchísimos desafíos, en lo económico, en lo político, en sus relaciones internacionales. Para que siga siendo una referencia de emancipación, una referencia para toda América Latina y para la izquierda mundial, seguramente hay cosas que deberán cambiar. Esto no lo planteo como una crítica eurocéntrica –porque es fácil decirle a los cubanos, desde Europa: “Uds. deben cambiar para gustarnos más a nosotros”–, sino desde el apoyo y la preocupación que la izquierda tiene por que los países como Cuba, que han sido una referencia para todos nosotros, sigan siéndolo en el futuro.

Entrevista: José MANZANEDA
Transcripción/redacción: Tesi HABA

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