La historia de Karina operada de pterigium por Operación Milagro
Euskadi-Cubari buruzko berriak

Euskadi-Cuba.- Para empezar la semana os traemos la historia de otra de las personas operada por Operación Milagro en Argentina, en este caso Karina, operada de pterigium, vecina de la provincia de Córdoba. No os perdáis su experiencia.

Karina, operada de pterigium, 48 años, vecina de la provincia de Córdoba

Mi nombre es Karina, tengo 48 años, soy peruana, de Lima, tengo 3 hijos, soy casada con Cristian, que es de acá de Córdoba, Argentina, trabajo en una ferretería en el área de limpieza. Noté que tenía problemas en la vista cuando me empezó a crecer el pterigium, yo pienso que eso es hereditario, porque en mi familia tienen, y la mayoría están operados de pterigium, entonces yo necesitaba operarme sí o sí, y lamentablemente a pesar de cada operación que me he hecho, ha seguido creciendo.

Se me estaba apagando la visión de esta vista izquierda, ya me costaba ver y cuando me miraba al espejo tenía miedo porque la masita blanca de pterigium ya estaba tapándome el iris, el ojo, tenía miedo de que me tapara todo el ojo, y decidí venir a verme. Mi mayor fastidio eran mi ojos, hasta que se me presentó la posibilidad de venir acá a la clínica, gracias a los médicos de oftalmología Ernesto Che Guevara, que me brindan cada gota para mis ojos, que la verdad son carísimas, agradezco a esta clínica que me las regalen las gotas.

La operación anterior fue a raíz de que yo cuidaba a unos bebés, y la señora siempre se fijaba en mí y en mi ojo y me decía “tendrías que ser más…”, “no pero ya me voy a operar” siempre decía “ya me voy a operar” y me dijo “no, yo te regalo la operación” y me regaló la operación, me llevó a una clínica, la cual no me hicieron nada de lo que me han hecho acá en la clínica actualmente, al contrario, sufrí mucho de dolor de cabeza porque al parecer me hicieron como doce puntos me figuro, y me pusieron demasiada masa ocular, no sé de dónde sacaron, y eso hacía que me duela del ojo a la sien, de la sien a la nuca, todos los días me dolía y cuando me han vuelto a operar acá, no sé qué han hecho, me han cortado parece, ese nervio que me habían agarrado de cuando me operaron, el cual no siento nada de dolor, no me tira nada, no siento más ese dolor.

No hubiera podido pagar esa operación porque era demasiada plata, solamente porque mi patrona me dijo “yo te ayudo”, yo le dije que económicamente no tenía el dinero para pagar tanta plata, porque casi con la medicina, las gotas y todo que ella compró, casi fueron 30.000 pesos, los cuales no tengo, imposible pagar una clínica, la cual ella, conocidos y todo, le cobraron también.

Llegué a contactar con el Centro Oftalmológico Che Guevara por mi mamá, mi mamá se operó acá, vino, se operó una sola vez, no usa lentes, no usa nada, tiene 69 años, fue operada hace dos años, en el 2019. Mi papá también se operó del mismo pterigium que yo, y no usa lentes, no tiene nada hasta el día de hoy, intactos los ojos. Solamente soy tengo aún algunos problemas, creo que de las mismas operaciones que me hicieron anteriormente, de tanto manoseo, eso es lo que me ha producido, que si yo hubiese sido un poquito más insistente lo hubiera buscado solucionar antes, pero a veces uno por no dejar a mis hijos, y porque a veces para nosotros primero es el trabajo, para solventar la vida diaria, entonces eso hizo que fuera postergando lo del ojo.

Venía convencida de que acá me iban a sanar, vine con mucha fe, porque no solamente fueron mis padres, mi papá con 75 años, lee un diario, y lo lee así de lejos, de cerca, no usa lentes y dos amigas de mi barrio que también vinieron acá, excelente operación, y yo dije “no, yo me entrego a todo, con la mano de Dios, y la Virgen” porque soy muy católica, yo dije “acá, me quedo” y me quedé acá, me operaron muy bien gracias al doctor Adrián, a la doctora que le acompaña, no recuerdo su nombre, a las chicas, a Javier, por la mención, a Macu, a Lucrecia por la buena atención que tienen conmigo, eso siempre lo voy a agradecer, estoy muy agradecida, y me operaron muy bien acá.

Antes de venir a operarme hablé con mis padres, porque mis padres viven a una cuadra de mi casa, lamentablemente mi esposo no puede dejar de trabajar. Los chicos iban al colegio, fui temprano, los dejé en el colegio, mi mamá acá me acompañó a la atención, me dijo que me acompañaba, y vine con ella y organicé un día antes todo lo que pasaba y fue muy bien, excelente, no salí con nada de dolor, al contrario, el doctor Adrián mandó a que me pongan inyecciones por si me veía algún dolor, la verdad que no sentí nada de la operación, al día siguiente me saqué el parche y gracias a Dios todo bien, veo bien.

Conocía a una señora que se operó acá y hasta el día de hoy ella está re-agradecida, ella fue también una de las personas que me decía “Al Doctor Ernesto Che Guevara, a la clínica, ¿te van a operar ahí?” y yo le dije “no, ya me operé”, “¿ves? Cariño, tenía que pasar esto para que me hagas caso”, pero como vuelvo a repetir a veces una no piensa en ese momento, y como me ofrecieron una cosa y yo dije “bueno y me operarán bien” pero no, todo salió mal hasta que yo regresé acá y ahora soy feliz. Hay mucha diferencia en la atención, acá hay muy buena atención, no es porque quiera alagar, pero es lo que uno siente. La atención que tienen y te atienden desde que entras hasta cuando que te vas, te atienden muy bien, no son como las clínicas donde te sacan el dinero, acá que no pagamos nada, porque soy consciente de que no se paga nada, simplemente es lo que tú puedas brindar, y eso me enorgullece a mí, que hubiese muchas clínicas para nosotras las que no podemos solventar económicamente una operación.

Sé que el Centro además realiza otras actividades, por ello no atienden todos los días porque se van a diferentes sitios para ayudar a mucha gente y eso se valora bastante que se vayan a diferentes sitios donde la gente económicamente no está bien. Por lo que tengo entendido el doctor Ernesto Che Guevara siempre ayudó a todos y eso lo tengo muy presente, por eso a veces digo “¿Por qué no me operé desde un principio acá?” a veces uno, como te digo, se deja… por muchas cosas, y voy conociendo mucha gente, que me dicen “¿Dónde te operaste?”, “En la clínica del Doctor Ernesto Che Guevara”, “Ah, yo también fui ahí, que esto, que lo otro”, da la casualidad de que te preguntan por una u otra razón, y cuando yo digo o menciono el nombre me dicen “¿también te operaste…? Ah, yo también me operé de este ojo” y todos están bien, o con las personas que me he topado, están bien y todas han salido de acá, de la clínica, y como todos decimos, la atención es muy buena.

Sé que muchos trabajan de manera voluntaria, me gustaría trabajar así también, ayudar, mis hijos saben, con lo poco que yo pueda tener en mi barrio, cuando vienen me dicen “¿señora no tiene leche?” “Sí, sí tengo ven”, aunque yo me quede sin la leche pero yo sé que esos niños necesitan y yo se los doy, y mis hijos saben cómo soy. Creo que se debería hacer publicidad de la clínica, ayudaría para que venga mucha gente y sea más conocido, así como yo me estoy dirigiendo, de repente, yo quiero ser una voluntaria, habrá mucha gente que también quiera ayudar a otra gente, y creo yo que crecería más el nombre del Doctor Ernesto Che Guevara, se haría más famoso creo yo.

En el futuro me gustaría ayudar a mucha gente, creo que si tuviese plata me iría al campo a buscar qué necesidades hay allí, y lo poco que le pueda dar y dejar ahí a la gente que necesite, eso es lo que yo pienso y siempre se lo digo a mis hijos, no es que uno tenga y tengamos todo, lo material no nos hace, tenemos que compartir, no tenemos un montón pero lo poco que podemos tener es compartir con los demás, eso es siempre lo que pienso y siempre lo pensaré, y nadie me lo quitará de mi cabeza, es lo que hace Cuba.

Igual yo te digo por experiencia mía que cuando nos dan la caja de víveres, no es que yo saque el arroz, el azúcar y el aceite, lo que más necesito, no, tengo una caja, una caja me queda para mí, vivo en Ciudad de los Cuartetos, pero hay un señor que siempre viene del campo, que ya he ido a conocer esa casa más o menos por donde vive y siempre lo espero en la esquina, cuando me dan la caja, yo le digo “señor, tengo víveres”, y el señor se va feliz con una caja de víveres, porque yo sé lo que es trabajar en el campo bajo la lluvia, el calor y todo, y siempre que lo veo al señor porque es más de mi edad, se lo doy como un corazón, sin nada a cambio, y el señor a veces me quiere pagar, yo le digo “no, no, no, llévelo, llévelo” porque es así o sea mi manera de ser es así.

A nivel general, el problema más grande de salud que he visto es la diabetes, la verdad no sé por qué, pero mucha gente tiene diabetes, como mi mamá. Mi mamá tiene la diabetes, gracias a Dios la mantiene ahí, escucho a otra señora “me detectaron diabetes”, y tiene miedo de cortarse, hacerse una heridita porque no se sana. La diabetes es lo que más he escuchado de toda esta enfermedad que he escuchado, más que la pandemia, siempre la diabetes está presente. Respecto a la salud visual, tengo conocidos que están un poco mal, incluso, tengo una amiga que siempre me dice “Karina, vamos, vamos” [a la clínica], pero a veces el tiempo no se da porque ella también trabaja por hora, es madre soltera y la verdad que no, yo le digo “tienes que llamar al teléfono para sacar un turno”, y a veces están muy congestionadas las llamadas o están hablando y no hay cómo entrar y cómo mensajearse, porque a ella también ya le avanzó el pterigium.

A la gente que necesita atenderse le diría que tengan mucha confianza acá en la clínica, desde que entras y te atiende Lucrecia hasta el último, mucha confianza, mucha fe, hay muy buenos doctores, muy buenas manos y la verdad lo vas a sacar porque es un alivio, un milagro siento yo que se llama así, porque lo llevo yo así, y que sí me ha hecho el milagro de que esté yo bien y no tenga nada de dolor ni nada por el estilo. Yo les recomendaría que vengan acá, sacar un turnito para que le revisen el ojo, cómo están, que le vean, si es necesario operarse o un tratamiento, porque hay muchas enfermedades sobre el ojo.

Para la gente que quiera venir a ayudar le diría que las puertas están abiertas, para que nos ayuden y podamos salir a averiguar si hay más gente que está mal, la traigamos, en caso de emergencia, para que le atiendan, para que le vean y hagan sus controles de emergencia. Eso sí me gustaría salir de acá y hacer más cosas.

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