La historia de Mario, operado de cataratas por Operación Milagro
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Euskadi-Cuba.- Esta semana os traemos la historia de Mario, operado de cataratas por Operación Milagro en Argentina.

No os perdáis su historia.

Mario, operado de cataratas, vecino de la provincia de Córdoba

Yo siempre he tenido poca visión en el ojo derecho, pero en el 2017 noté que se me enfermó el ojo izquierdo. Empezó a disminuir la visión y llegó un momento que veía muy poquito, ya no veía, estaba ciego. Nunca había estado así. No podía hacer nada porque yo laburo con los frenos de los vehículos, con cosas chiquitas, no podía desenvolverme en nada. Estaba totalmente “discapacitado”.

Yo que he trabajado toda mi vida… verme así tirado, que no podía hacer nada, que no podía sacar adelante mi familia, ni nada. Estaba totalmente mal, estresado y angustiado. Mucho tiempo estuve mal anímicamente, me sentía muy mal porque me veía ciego. Estaba incapacitado, no sabía qué iba a hacer en mi vida. Me veía mal, me veía angustiado, depresivo.

Vivíamos con lo justo, algunos familiares míos me ayudaron con algo económico y así fuimos tirando hasta que pude llegar a la operación. Me dirigí al hospital público, nunca me dirigí a ninguna clínica privada porque no podía pagar. Empecé por el hospital Clínica. Fui a hacer consulta y no me decían exactamente lo que tenía; me decían que tenía cataratas, volvía a los quince o veinte días y que no, que no tenía más cataratas, que tenía otra afección y me hacían otros estudios. Pero yo veía que no me daban solución.

Después me dirigí al hospital Córdoba, pero nunca me atendieron. Me sacaba turno a la mañana para que me atendiera el médico y me dejaban sentado en el pasillo; me decían “ya te vamos a atender” y cuando llegaba la una de la tarde se iban y quedabas vos ahí con el turno en la mano. Tenías que volver a sacar tu turno para que te volvieran a revisar. Con el turno en la mano y no me atendía el médico.

Es mucha burocracia. Me mandaron al Pablo Pisurno, no sé qué tenían que averiguar por unos papeles. Yo no veía y fui por un pasillo, había dos puertas, golpeé en una y me equivoqué de puerta, salió una chica y me retó, me dijo un montón de cosas, que por qué yo molestaba, le pedí disculpas y todo. Yo me había equivocado porque, lamentablemente, no veía. Me puse tan mal ese día que salí por el pasillo ese, vine para mi casa y le dije a mi mujer “yo no voy a volver más al hospital ese, porque encima que voy ciego me retan o me hacen mala cara, como si uno fuera no sé”.

El hospital público me ponía muchas trabas. Así que volví al hospital Clínica de nuevo. Un día, haciendo cola a las cuatro y media de la mañana, una señora mayor de edad que también estaba en la cola, me dijo que podía venir acá, a la clínica del Doctor Ernesto Che Guevara que todo el mundo la conoce por la clínica de los cubanos. Y bueno, entonces vine y conseguí un turno para que me atendieran. Me vieron los médicos que estaban acá y me hicieron una serie de estudios con los aparatos que tienen acá. Tenía un poco de tensión, no se me bajaba la presión por lo mismo que yo venía mal. Con los estudios que me hicieron empecé a bajar la presión.

Me dijeron “usted tiene una catarata muy, muy densa y le tenemos que hacer una cirugía”. Después me dieron un turno para el día 26 de marzo del 2018, el 26 de marzo. Vos vas a venir acá, te vamos a operar y te vas a ir viendo”, y fue así, como ella dijo.

El día de la operación tuve un poco de nervios. Había muchos pacientes. Estábamos en la sala de espera ahí adentro nos iban preparando las enfermeras, y después pasábamos al quirófano. Tardaron más o menos 30 minutos.

Como estaba prácticamente ciego me tenía que hacer operar sí o sí. Y me fue bien. Vine acá me operaron y bueno me fui esa tarde a mi casa. Yo siempre estaba esperanzado de que el doctor me iba a sacar a mí adelante.

Cuando me operaron me trasladé a mi domicilio y al otro día tuve que venir, que estaba con el ojo vendado. Me sacaron así la venda y me pusieron unas gotitas. Yo veía todo, hasta los colores, los jardines de los vecinos míos. Estaba después con mi familia y yo le decía a mi señora “no puedo creer que estoy viendo. Mira, mira como estoy yo”.

Después anduve como un mes más o menos, que me trataba; yo venía a controles acá. Mejoré, no podía creer que pudiera llegar a recuperar mi visión. Pude empezar a hacer una vida más o menos normal y ahora estoy trabajando. Trabajo de changas, pero trabajo. Quiero hacerme la cirugía en el otro ojo para seguir bien. Yo le tengo fe a la clínica esta, no me voy a ir a ningún lado, y voy a hacer todo lo posible para estar, y voy a colaborar con la clínica en lo que pueda.

Esta clínica, para mí, es diferente por la atención que tienen y por la ayuda que le dan a la gente y porque la gente que está acá está muy capacitada para curar a la gente. Yo era una persona que estaba “discapacitada” y ahora gracias a ellos estoy trabajando. Yo tengo que estar al pie del cañón con ellos y con la clínica.

La clínica trabaja para curar al enfermo que llega, no es para que estén pidiéndole cosas. A cualquier paciente que usted le pregunte habla bien de la clínica; se ha expandido por todos lados que atienden bien y ayudan a la gente, que te van preparando para que puedas salir adelante y nunca te piden nada. La atención acá es fabulosa, acá no hay clínicas así.

Yo le diría a la gente que se haga consultas por las enfermedades de la vista; que lleguen a la clínica y que vengan con toda confianza, con toda sinceridad y hablen con la gente que está acá, que le van a ayudar y les van a sacar adelante sin nada de burocracia. Cuando ven la atención que hay se van a dar cuenta que tenemos que colaborar con lo que uno pueda, para que se mantengan siempre.

Conocemos que hubo un pacto que firmaron Argentina y Cuba, y desde muchas partes de Europa nos ayudan, siempre están colaborando. Nunca pensé que podían ellos llegar a hacer ellos esto por nosotros, por los pobres que estamos acá. Y gracias a ellos nosotros estamos acá y la clínica sale por el interior a buscar gente para traerlos, curarlos…, porque hay mucha gente enferma de la vista que no tienen posibilidad de trasladarse a hospitales públicos; ir a clínicas privadas menos todavía. Pero nosotros tenemos que colaborar también, no nos piden nada pero tenemos que ayudar para que siga trabajando.

Me gustaría que se prepare el edificio un poco más para que haya un lugar para internaciones y traer más personal médico. Ampliar un poco más, que se pudieran ver otras enfermedades que afectan a la visión de las personas, porque hay mucha gente enferma de la visión acá en la Argentina y no vienen solo por cataratas, vienen por otras afecciones también que sería ideal pudieran hacer.

La clínica del doctor Ernesto Che Guevara, para mí, es lo mejor que hay acá. Por eso el anhelo mío es que pudiesen atender más afecciones de la vista, no solamente cataratas.

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